domingo, 2 de diciembre de 2007

Los médicos "McGyver"

Hoy os traigo una noticia curiosa...

Ejercer la medicina en un lugar inhóspito -en lo alto de la montaña o en medio del mar- es toda una aventura. La presidenta de la Sociedad Médica en Lugares Inhóspitos cuenta en The Lancet algunas anécdotas.

DM. Londres12/01/2007

Improvisar es inventarse algo sobre la marcha. En medicina, en una época en la que priman los protocolos, las guías de actuación y los consensos, parece que la improvisación médica ha quedado relegada a la consulta del doctor House.

Pero como la realidad a veces supera la ficción, la revista The Lancet publica, dentro de un número especial sobre Medicina y Creatividad, un ensayo sobre soluciones médicas imposibles que se materializaron en situaciones límite.

¿Cómo se cura en zonas inhóspitas donde no hay acceso a los materiales sanitarios? Luanne Freer, presidenta de la Sociedad Médica en Lugares Inhóspitos (traducción de la Wilderness Medical Society), describe situaciones extremas, en las que la improvisación y la imaginación son las únicas herramientas al alcance para salvar al enfermo.

Se aprende
Freer reconoce que para improvisar "hay que estar preparado" y que practicar la medicina en zonas inhóspitos "es una empresa que requiere una formación continua en la improvisación".

En los cursos formativos para médicos en sitios inhóspitos se enseñan trucos como crear una vía aérea nasal a partir del manguito del radiador de un coche o de un inflador de un kayak, utilizar un guante de látex como barrera para practicar la respiración boca a boca o fabricar un collarín cervical para inmovilizar a un traumatizado con las asas de sujeción acolchadas de una mochila.

Pero además, se aprende que las camillas para transportar enfermos pueden construirse uniendo las estructura metálicas que sirven de armazón a las mochilas con la tela de las botas de después de esquiar o la parte trasera almohadillada de una mochila; y que las bolsas de basura pueden proteger de la hipotermia y que las piernas rotas se entablillan con esquíes y bastones, o con remos de canoa.

Y, si se trata de suturar, un buen médico aventurero, quizá no lleve un juego de sutura, pero sabe que una herida sangrante en el cuero cabelludo en una persona con una buena mata de pelo puede cerrarse con un trozo de seda dental o, a falta de ésta, con un pelo del propio paciente. Y más improvisaciones: un diente roto puede arreglarse temporalmente con Superglue.

Soluciones de profanos
Pero como la necesidad agudiza el ingenio, Luanne Freer reconoce que las soluciones más sorprendentes son las que se inventan personas sin conocimiento médico alguno. Por citar un ejemplo, cuenta el caso de una persona que sostuvo un fémur fracturado mientras se movía por la nieve hasta el campamento médico. Para ello había creado una tablilla con tracción con tres ramas y un cordel. El entablillado no sólo redujo la fractura, sino que alivió el espasmo y el dolor y probablemente evitó la muerte al contener la hemorragia, señala Freer.

Ideas para vender
Algunas de las soluciones son tan ocurrentes que incluso llegan a mejorarse y comercializarse. El residente estadounidense Sam Slishman (www.slishmansplint.com) patentó un sistema de entablillado para fracturas que se incorpora en los bastones del esquí o del trekking.

Otra idea patentada es el avalung (www.avalung. com), un artilugio en forma de tubo que ayuda a respirar en medio de una avalancha de nieve. El avalung permite tomar el aire de la nieve, pero lo suelta por la espalda, lejos de la cara, evitando que se reinhale y que la persona se asfixie por la contaminación con CO2.

Si se trata de suturar, un buen médico aventurero sabe que una herida sangrante puede cerrarse con un trozo de seda dental o con un pelo del enfermo

Una clínica de altura
Luanne Freer empezó su carrera en la medicina en lugares remotos en el parque de Yellowstone (Wyoming, Estados Unidos), pero desde 2003 regenta un hospital de altura en el campamento base del Everest, a 5.350 metros de altitud. Pese a que el hospital cuenta con todos los recursos que solicita, a veces la realidad supera las expectativas. Freer explica que en ocasiones las urgencias se agolpan y se quedan sin camillas, se rompe el pedal que infla la única cámara hiperbárica disponible o se congelan los inyectables en su recorrido por la sonda camino de la vena.

Por mucho que se puedan planear, saber improvisar sigue siendo necesario para resolver tales situaciones. Eso y saber adaptarse al medio son los requisitos fundamentales para todo el que quiera ser un médico en lugares remotos, reconoce. "Sólo la necesidad puede obligar a recurrir a que un compañero caliente bajo su anorak los fluidos intravenosos congelados", ejemplifica.


Algún día alguno de vosotros se podría encontrar en una situación "inhóspita"... ¿qué haréis? jejeje.

Hasta la próxima!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, llegué a tu blog a través de Menéame, me ha gustado bastante este post; en mi blog tengo una sección llamada Medygiver, ¿ me das permiso para utilizar este post como material para elaborar otro? Indicando la fuente, claro :D
Un saludo

MG LaSTDReaM dijo...

Claro, no hay problema, la información hay que compartirla.

Saludos!

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